Práctica fotográfica que consiste en capturar imágenes de fallecidos, generalmente poco después de su deceso, con el fin de preservar un recuerdo tangible para sus seres queridos. Este tipo de fotografía, más común en épocas pasadas, servía como un homenaje final y un medio de procesar el duelo, manteniendo viva la imagen del difunto en la memoria de familiares y amigos